domingo, 25 de junio de 2017

Twin Peaks 2017




Twin Peaks 2017

Mi sombra siempre me acompaña, unos días delante, otros días detrás… salvo los días nublados o de noche.

Con estas palabras explica Wally a sus padres lo cariacontecido en sus últimos años de carretera y manta. Y con estas palabras ilustro este post de extravagante discreto mientras en la mesa mi mujer sirve un bogavante al horno que espero devorar con atención.

Se debería titular  ‘Twin Peaks… 25 years later’ pero se trata de David Lynch y su última Obra de Arte. Si algunos dudan de acercarse a la ‘silly box’ que se Sienten Koño, que esto va en serio y hace tiempo que no me siento (en diversos sentidos).

La melodía de Angelo Badalamenti continúa siendo un lamento que me transporta a sensaciones conocidas que anidan en lo más profundo de mi alma,  como la madalena de Proust, que de repente me sorprende y alumbra en cuerpo y alma en un viaje al futuro, que es ahora.

La tercera temporada de Twin Peaks es una película de 18 horas que debe completar el testamento cinematográfico de sus autores. Un juego entre candilejas que se perdió hace tiempo en ‘Twin Peaks: fuego camina conmigo’ (1992), el año de las Olimpiadas de Barcelona.

Por los capítulos que he visionado de esta nueva serie debo destacar que me sorprende.

Será por el juego de tiempo y espacio que propone, incluso por una visita inesperada a la Zona Negativa que descubrieron los Fantastic Four en su día. En una puesta en escena que concentra momentos lentos en un tiempo que aceleramos el vídeo para un visionado rápido, donde  algunos perdemos la esencia de la intención por la deriva de estos tiempos.

Increíble Kyle MacLachlan, en sus tres papeles un Papelón, y algo más que podemos analizar con devoción. Lo compro.

Y todos los personajes que aparecen tras 25 años, como han cambiado, como hemos cambiado, porque en realidad de esto va la serie, de cómo hemos cambiado nosotros mismos, y en este juego de identificaciones que siempre nos propone el cine, allí estamos, recordando con nostalgia tal como éramos hace 25 años.

Las lágrimas del actor ante la fotografía de Laura Palmer entran en nuestro corazón salvaje porque el pasado lo vivimos en un viaje al futuro, que es Ahora, y la pregunta: ¿Dónde hemos estado desde entonces?