Dicen que el coleccionismo es la tendencia natural de la persona humana a la agrupación ordenada de objetos según una idea, un valor, una utilidad o una belleza extraña. Dicen también que es una necesidad de ‘’salvar’’ con el alma aquellas cosas de este mundo que de alguna forma le pertenecen.
Quizás así podemos entender como existen tantas colecciones como coleccionistas, y como se llegan a coleccionar las cosas más extrañas. Y que conste que no lo digo por mi mujer que colecciona las bolsitas de azúcar que dan con el café con leche en los bares, y que se queja de todos los rollos de películas que acumulo en la estantería de la habitación, entre los santos y la virgen, unas películas que no se entienden, donde aparecen tetas, culos y monstruos en un caótico y sagrado desorden.
Aunque quizás la persona que lo ha definido mejor haya sido un señor llamado Peter Sjövall que dijo: ‘Te apercibes de que tu interés por un director llamado Jesús Franco se ha convertido en una obsesión. Desprecias la comida con tal de conseguir una oscura edición yugoslava. No hay salvación, te has convertido en un Francomaníaco. Cuando comienzas a contar maravillas sobre las películas de Jess Franco y se las recomiendas a tus amigos, estás absolutamente perdido. ¿Que es aquello que has percibido ahora que no viste antes? La respuesta es mucho más fácil de lo que podrías creer, has reconocido el modelo, has conectado con lo esencial.’
Por todo ello, cuando descubrí el DVD de Cecilia sentí la ‘llamada de Jess’ que desde las estrellas, más allá del umbral, me susurraba en la oscuridad obscenos gritos de terror y perversión, porque la película también se llamaba ‘Aberraciones sexuales de una mujer casada’, y con ese título ya sabía a lo que me exponía: varios días de dormir en la soledad del desván, con los pies fríos, sin la ternura del diablo.
Esta película de 1982 cuenta la historia de una aristócrata que después de ser violada por los amigos de su chofer se convierte en una ninfómana que busca desesperadamente nuevos placeres en juegos sexuales. El problema es que su marido es un hombre serio y convencional que no está muy convencido de las pervertidas proposiciones de su mujer. Para convencerlo Cecilia contará con la colaboración de unos amigos, y de la inevitable naturaleza masculina.
La película se rodó en Sintra, Portugal, en unos parajes señoriales de surreal belleza que ilustran la banda sonora de White y acompañan a unos actores típicamente franquianos: Muriel Montosé, Olivier Mathot, Pierre Taylor, Antonio Mayans y ….. Lina Romay!!!!
Tan surrealista como la sugerente imágen de Cecilia asomándose por la ventana, donde se recrea la obra maestra de Salvador Dalí : 'Muchacha en la ventana', extraordinaria pintura de 1925 que se transformó en una franquiana, por aberrante y pervertida versión, pintura de 1954 titulada 'Joven virgen autosodomizada por los cuernos de su propia castidad'. Esta imagen aparece en una de las carátulas del film e identifica una vez más la pasión surrealista de Jess y su más o menos complicidad, nunca ideológica, con el genio ampurdanés.
En una de las escenas se montan una orgía con la participación de un misterioso personaje protagonizado por Lina Romay y su hijo de 18 años que parece un santón hindú. La escena nos recuerda vagamente las típicas orgías de los años 70 en que los Hippies bañados en LSD estaban de moda. En los extras aparece Jess hablando de las drogas, y como mucha gente famosa, y famosos directores, utilizaban las drogas para expandir su mente. En este contexto Jess había sido tentado, pero él siempre ha dicho que las drogas lo ponen enfermo, que le nublan los pensamientos, y que respeta a todos, pero sólo fuma Malboro (¿x?). Parece ser que lo que de verdad le pone en órbita es el cine, el jazz y por supuesto una actriz que conoció entre ‘tetaterrores’.
La actriz que encarna a la protagonista Cecilia es Muriel Montossé, que nació en París el inolvidable año 1961. Muriel empezó su carrera horroerótica con Jean Rollin y su ‘Fascination’ en 1979 y terminó horróticamente como cantante de discoteca en 1994. Aparte de Cecilia, que es tremenda, el mismo año 1982 también rodó ‘Las orgías inconfesables de Emmanuelle’ repitiendo situaciones perversas como la participación en un espectáculo lésbico, con striptease del 69 incluido, que en Cecilia acaba con el marido humillado regalando bofetadas a la depravada borracha de su mujer.
De largas piernas y pechos insinuantes, la actriz destaca por su sensual cabalgata por la playa en busca de amantes perdidos y ocupa por derecho propio un lugar en los altares de las sirenas de Jess, que han sido muchas: Montserrat Prous, Maria Röhm, Diana Lorys, Kali Hansa, Britt Nichols, Carmen Carrión, María Silva, Mónica Swin, Alice Arno, Anne Libert, Pamela Stanford, Jacqueline Laurent, Katia Bienert, Mabel Escaño, Eva León, Ewa Stromberg, Janine Reynaud, Analía Ivars.
Muchas sirenas, pero solamente dos grandes e indiscutibles musas: Soledad Miranda y Lina Romay (también las más atrevidas Lulú Laverne o Candy Cosnert) . Me pregunto que hubiera pasado si la musa hubiera sido Muriel Montossé ( tb.Vicky Adams, Victoria Adams o María Montez), o quizás la satánica sister Karine Gambier (tb. Brigitte Lanning, Simona Samson o Bárbara Sellers).
Si Muriel hizo cinco películas entre 1980 y 1985 con Jess ( ‘Ópalo de Fuego’, ‘Sexo Caníbal’, ‘Cecilia’, ‘Emmanuelle’ y ‘Juego Sucio en Casablanca’) justo antes la explosiva rubia Gambier habia protagonizado cuatro de 1976 a 1978 ( ‘Satanic Sisters ‘, ‘Women in Cellblock 9’ , ‘Woodoo Passion’ y ‘Cocktail Spécial’ ). El año 1979 marca un mínimo histórico y el cambio de protagonista, una década con dos presencias, dos mujeres que marcan las retinas y rompen rutinas.
Pensar en ello, pensar cómo Karine o Vicky podían haber cambiado por completo la filmografía de Jess. Un ‘special dust’ podría haber engendrado mayores éxitos o mayores monstruos. Nunca lo sabremos.
En una de las escenas se montan una orgía con la participación de un misterioso personaje protagonizado por Lina Romay y su hijo de 18 años que parece un santón hindú. La escena nos recuerda vagamente las típicas orgías de los años 70 en que los Hippies bañados en LSD estaban de moda. En los extras aparece Jess hablando de las drogas, y como mucha gente famosa, y famosos directores, utilizaban las drogas para expandir su mente. En este contexto Jess había sido tentado, pero él siempre ha dicho que las drogas lo ponen enfermo, que le nublan los pensamientos, y que respeta a todos, pero sólo fuma Malboro (¿x?). Parece ser que lo que de verdad le pone en órbita es el cine, el jazz y por supuesto una actriz que conoció entre ‘tetaterrores’.
La actriz que encarna a la protagonista Cecilia es Muriel Montossé, que nació en París el inolvidable año 1961. Muriel empezó su carrera horroerótica con Jean Rollin y su ‘Fascination’ en 1979 y terminó horróticamente como cantante de discoteca en 1994. Aparte de Cecilia, que es tremenda, el mismo año 1982 también rodó ‘Las orgías inconfesables de Emmanuelle’ repitiendo situaciones perversas como la participación en un espectáculo lésbico, con striptease del 69 incluido, que en Cecilia acaba con el marido humillado regalando bofetadas a la depravada borracha de su mujer.
De largas piernas y pechos insinuantes, la actriz destaca por su sensual cabalgata por la playa en busca de amantes perdidos y ocupa por derecho propio un lugar en los altares de las sirenas de Jess, que han sido muchas: Montserrat Prous, Maria Röhm, Diana Lorys, Kali Hansa, Britt Nichols, Carmen Carrión, María Silva, Mónica Swin, Alice Arno, Anne Libert, Pamela Stanford, Jacqueline Laurent, Katia Bienert, Mabel Escaño, Eva León, Ewa Stromberg, Janine Reynaud, Analía Ivars.
Muchas sirenas, pero solamente dos grandes e indiscutibles musas: Soledad Miranda y Lina Romay (también las más atrevidas Lulú Laverne o Candy Cosnert) . Me pregunto que hubiera pasado si la musa hubiera sido Muriel Montossé ( tb.Vicky Adams, Victoria Adams o María Montez), o quizás la satánica sister Karine Gambier (tb. Brigitte Lanning, Simona Samson o Bárbara Sellers).
Si Muriel hizo cinco películas entre 1980 y 1985 con Jess ( ‘Ópalo de Fuego’, ‘Sexo Caníbal’, ‘Cecilia’, ‘Emmanuelle’ y ‘Juego Sucio en Casablanca’) justo antes la explosiva rubia Gambier habia protagonizado cuatro de 1976 a 1978 ( ‘Satanic Sisters ‘, ‘Women in Cellblock 9’ , ‘Woodoo Passion’ y ‘Cocktail Spécial’ ). El año 1979 marca un mínimo histórico y el cambio de protagonista, una década con dos presencias, dos mujeres que marcan las retinas y rompen rutinas.
Pensar en ello, pensar cómo Karine o Vicky podían haber cambiado por completo la filmografía de Jess. Un ‘special dust’ podría haber engendrado mayores éxitos o mayores monstruos. Nunca lo sabremos.