sábado, 24 de marzo de 2012

Lo Specchio del Piacere



Tu desnudez era distinta de la desnudez del cielo, de las rocas o de los árboles. Era lo Absoluto Desnudo. La desnudez en sí de lo que suplica en el pozo dormido, allá donde la espiral, sin terminar, termina.

‘Lo Specchio del Piacere’ es la versión XXX de la película que escribió y dirigió Franco en 1973 titulada ‘Al Otro lado del Espejo’. En ambas aparece como actriz principal Emma Cohen, en el papel de hija, acompañada del siempre efectivo Howar Vernon, en el papel de padre y una Alice Arno que como amiga pasaba por allí y siempre ha sido, o ha estado, Buena.

El guión se resume en un drama de tres actos de terror y asesinato cometidos presuntamente por la hija sometida al espíritu de su posesivo padre. Todo tiene su origen por las cuitas de la hija pianista que lista quiere volar en busca del amor con proyectos de matrimonio (formal) y se ve turbada por el suicidio del padre y al final, más turbada, por ciertas reminiscencias incestuosas de difícil formulación.

Aunque este es el planteamiento original de la versión española, y la que presentamos es la versión rodada para el extranjero en versión hardcore, a petición del productor Robert de Neslé que no perdonaba ni una. En esta segunda versión aparece Lina Romay, inédita en la primera, para asumir el papel de hermana y amante de la protagonista, y es ella la que se suicida cuando la joven decide volar. Este nuevo personaje de características ninfomaníacas permite introducir en el metraje escenas de contenido sexual explícito.

Analizando dichas escenas podemos valorar las intenciones oscuras del director que nos ofrece unos planos macro que desligan la escena del personaje para centrarse en sus partes sexuales. En cierto modo se hace imposible adivinar quienes se están revolcando y devorando ante la cámara, ya que sus rostros no aparecen, ni tan siquiera un plano general ofrece información sobre la duda. Aunque está claro, por la forma de los pechos, que uno de aquellos cuerpos es de Lina Romay, con Alice Arno siempre dispuesta, y a saber otros.

Este estilo es original y particular de Jess Franco, que presenta los cuerpos totalmente desmembrados, individualizadas las partes, especialmente el sexo, en unos primerísimos planos rodados como “el origen del mundo” que hacen realidad la célebre frase de Larry Flint : “¡su coño expresa tanto como su rostro!”.

Por otra parte, en una comparación exhaustiva de las dos versiones del espejo, a través del espejo, llegamos a la conclusión de que la propiedad commutativa no se cumple en el cine. Efectivamente, podemos observar cómo las mismas escenas se repiten pero en distintos montajes que no respetan el mismo orden, incluso con doblajes distintos que cambian totalmente el significado del contenido. Mismas imágenes en ordenes inversos que dan lugar a una nueva historia, en lo básico es esencial, pero distinta.

Lo más grave será siquiera las secuencias donde el cuerpo desnudo de Emma es cortado, no desmembrado, de la pantalla, para disgusto fino del espectador español que en aquellos momentos ya esperaba con ansia el bombazo del destape SSSSS…

Por ejemplo cuando la protagonista se despierta y va a contestar al teléfono… en nuestra versión X la cámara la recoge en un plano perfecto el desnudo integral general, para seguirla apasionadamente mientras muestra sus encantos. En la versión española cambia el objetivo, el de la cámara y el del director, y solamente vemos su cara, bonita sí, pero nada más.

Otro caso flagrante es la escena del intento de suicidio de la joven, que en el primer caso podemos verla totalmente desnuda en la bañera enseñando artes y partes, para resumirse la versión española en su cara, bonita sí, pero queremos más.

Seguramente la censura no permitió mostrar más carne, y las relaciones lésbicas estaban malditas. Transformar una relación incestuosa y lésbica entre las hermanas por una velada relación incestuosa del padre y la hija, no sé yo si era la mejor solución de respetar los escrupulosos sentimientos religiosos de la época, pero sin duda daba más juego y jugos a los elementos eróticos y creativos.

Otro aspecto de la película fundamental para entender el alcance de este post es el trasfondo simbólico que contiene y transmite. Sobre el significado simbólico de los espejos Cirlot ha dicho: ‘Se trata de un símbolo de la conciencia en su capacidad para reproducir los reflejos del mundo visible en su realidad formal, por ello se ha relacionado el espejo con el pensamiento, en cuanto éste es el órgano de autocontemplación y reflejo del universo.’

‘El espejo aparece en leyendas y cuentos dotado de carácter mágico, sirviendo para suscitar apariciones, devolviendo las imágenes que aceptara en el pasado o para anular distancias reflejando lo que un día estuvo frente a él y ahora se halla en la lejanía. Entre los primitivos el espejo es un símbolo de multiplicidad del alma y también aparece como puerta por la cual el alma puede disociarse y pasar al ‘Otro Lado’ ’.

En el apartado de suicidios tenemos dos versiones según el caso. A la española aparece el padre que se suicida colgándose por el cuello a la vista fatal de su hija a través del espejo, por lo que las interpretaciones adquieren simetría. El profundo y complejo simbolismo de esta acción metafísica del destino tiene su origen en ‘El Ahorcado’, duodécimo arcano del Tarot. Toda suspensión en el espacio participa del aislamiento místico, relacionado con la levitación y el viaje onírico. Dentro de este sistema, el ahorcado aparece como poseedor de poderes mágicos y expresa sacrificio, abnegación y continencia.

El suicidio de la Otra, clavándose una espada en el bajo vientre, nos lleva al estudio de la espada, que es uno de los símbolos más complejos y mágicos desde la antigüedad, y que se ha utilizado en las Invocaciones de las Altas y Bajas esferas, expresando siempre la lucha entre el Bien y el Mal, la Vida y la Muerte.

Todo ello bien removido y a por todas, una película que descubre el Mundo Oscuro y Sobrenatural a su manera, de una manera especial, como Jesús Franco Manera.



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sábado, 17 de marzo de 2012

Cirlot, lo Oscuro en Poesía



Cirlot , el simbolismo y Bronwyn.



Con el nacimiento de su segunda hija , en 1955, Cirlot se enroca y se aleja hacia el centro. Comienza un decenio de introspección y aislamiento entre sus contemporáneos. En esta época se dedica profundamente al estudio de la simbología, bajo el influjo de Marius Schneider. Asimismo profundiza en sus conocimientos de la Edad Media, de la mística, del paganismo celta, del hecho religioso, y todo aquello que excita su curiosidad natural.


En Cirlot el término simbolismo se amplifica, se extiende, con sus estudios de la Cábala, la gnosis, los místicos árabes, el catarismo, el tarot. Sus lecturas repasan autores como Mircea Eliade, H.P. Blavatsky, René Guénon, Jung o Eliphas Lévi. La acumulación de nuevos conocimientos y experiencias conducen a una de sus obras cumbres: el ‘Diccionario de Símbolos’, que edición tras edición es una referencia mundial, y que de alguna manera preparaba el camino de su próxima explosión poética.

No nos puede extrañar esta evolución de Cirlot, de hecho representa una búsqueda de las raíces del surrealismo en los simbolistas de finales del siglo XIX. Los pintores adscritos al Simbolismo nos muestran unos cuadros de contenido mágico, donde el símbolo significa algo que trasciende, que surge espontáneamente del inconsciente. Este dictado del inconsciente es el que más tarde se manifestará de forma radical con el surrealismo.



Este mismo Negro es el que alcanzó Mark Rothko (1903-1970), pintor reconocido por Cirlot en su artículo de la Vanguardia en que relacionaba la pintura con la música : ‘Rothko y Scriabin, paralelos entre colores y sonidos’. Sin duda las pinturas de Rothko debieron impresionar al poeta por su aparente desolación, su desnudez cuidada hasta la minucia, su luz mágica y unos colores recién nacidos de otro mundo.



En su última época, de 1966 a 1972, resurge su vena poética. Es curioso como de la visión de una mujer en la película de Franklin Schaffner: “El Señor de la Guerra”, se desarrolla una impresionante obra poética, toda una nueva mitología.


La relación de Cirlot con el cine fue intensa y profunda desde siempre. La fórmula cinematográfica en que se desvelan los contornos de la vida cotidiana, suprimiendo todo lo superfluo, condensando el tiempo externo en bits de tiempo interno, se revela como la fórmula de la Poesía:


 “ Y el Universo entero es Nuestro, con sus desolaciones y sus incendios furiosos, con su música de explosiones y sus ilimitados desiertos ávidos.”



La mujer de aquella película que visionó en julio de 1966 se llamaba Bronwyn, y es la doncella que vence al hombre. Cirlot la descubre como el reverso de la Ofelia de Hamlet, y es por el amor que el señor de la guerra siente por ella que lo pierde todo, hasta su vida. Libro tras libro Bronwyn se va transformando hasta asimilarse a la Shekina, el aspecto femenino de Dios. Así se convierte, de alguna manera, en el resumen del símbolo de la mujer como vehículo de reconciliación con la totalidad cósmica.

Bronwyn sintetiza asimismo el mito de la Vida Muerta y del ‘amor irreal que se torna verdadero por la vivencia’, experiencias ambas que se viven intensamente en las oscuras salas de cine: “ Hace poco vi en una película a la actriz Inger Stevens que murió hace unos meses. El hecho de ver, en color, moverse, actuar, vivir, sentir, hablar a una persona ya muerta, y de que las filmotecas permitan que dentro de siglos puedan aún aparecer esas imágenes, me hizo meditar sobre la esencia del cinematógrafo.”

Pero Cirlot ve en Bronwyn algo más. Quizás por una de aquellas sincronías divinas en que intuye su enfermedad, quizás su muerte, dice Cirlot:

“Lo que llamo Bronwyn es el centro del lugar que dentro de la muerte se prepara para resucitar; es lo que renace eternamente.”

Bronwyn presenta la madurez poética de Cirlot. En los dieciséis libros que componen la serie se plasman todos sus conocimientos sobre simbología y arte medieval, y en ellos experimenta, construye y destruye. Las formas poéticas abarcan desde el soneto hasta la más espectacular poesía permutatoria o fónica, pasando por el verso blanco o la prosa poética; múltiples formas, desde las más tradicionales a las más vanguardistas.

“Las ruinas de las runas en la roca

hablan de que yo estuve en este mundo,

donde el mar y la tierra de las nieblas

se funden y confunden.

Los demonios me buscan por los campos,

se disputan mi espada, mi armadura,

mis manos, mi cabeza, mis entrañas.

Mis hogueras de hierro se amontonan

y mis restos oscuros aún humean.



Mensajera del más allá, tu vienes

con forma de mujer, pero el abismo

se cierne junto a ti tan dulcemente.”

Bronwyn, fue convertida en mito cósmico, y de su nombre permutado hasta surgió un idioma inventado. Un ejemplo de versos en este idioma son los siguientes, que se han de escuchar más que leer, y que de pronto, se convierten en oscuras invocaciones atávicas, que Cirlot mismo calificó de “rito verbal”:


“Yrb

row

nwb

Rwynyr nyrwynyr byrwynyr

Wyn Yrw “

Cirlot descubrió la poesía combinatoria como confluencia de dos vivencias: la música atonal de Arnold Schoenberg, y la Cábala profética de Abraham Abulafia. Para liberar el alma, el místico judío, buscó un objeto de meditación que la estimulara, y lo halló en la ciencia de las combinaciones de las letras del alfabeto hebreo, que son consideradas constituyentes del nombre de Dios.

En Bronwyn la poesía se hace síntesis y la palabra explota en el vasto vacío de la página:



“Abrazada,

abrasada.

No abras nada.”


Leyendo su “Salmo de la Batalla” nos podemos imaginar a Abdul Alhazred invocando el poder del Necronomicón:
 


“Ha llegado la hora de arrancarme los ojos

más allá de las rocas del paisaje rugiente.

Ha llegado la hora de cortar los cordajes

de ese globo de rosas que entre tus dedos tiembla.”

Sin duda hay un Cirlot por descubrir, hay unas joyas de poemas que vibran en los registros akásticos del Universo:

“Más allá eternamente en el espacio

y el tiempo; más allá

del espacio y el tiempo

y de la eternidad,

Bronwyn,

On, in

u, i, n ...”














martes, 13 de marzo de 2012

Belcebú, Satanás y Lucifer Rising



Satanás vende drogas en el Infierno


Drogas, quién dijo drogas ????, si acaso he de morir que sea por una sobredosis de sexo y no por el ‘PorrO’ que me fumé mientras investigaba el fenómeno OVNI en Tivissa.


Aquella abducción apenas duró una hora y treinta y cinco minutos, un record Guiness de ver lucecitas en el cielo estrellado, pero me marcó a fuego para el resto de toda mi pseudovida.

Años más tarde me estrellé sin darme cuenta con el primer largometraje de Sergio Blasco, Belcebú...  que trataba de prostitutas emporradas en busca del sentido de la vida. Un sinsentido de argumento que las llevaba a ejercer de felices actrices felatrices para una productora de cine porno propiedad de un rockero satánico en busca de la gloria bendita.

Bueno, o malo quizás, el tema central era de Fausto, y explicaba como el rockero , encarnado por el mismísimo Sergio, vendía su alma al diablo para obtener el éXito circuncidado por sus circunstancias, sus espectáculos, las sectas, las persecuciones en coche, el chico que busca trabajo en una productora porno y encuentra a la chica, y la búsqueda de la redención de su Dro-gata Dulcinea hasta desaparecer en un final explosivo de cohetes para una Opera Prima de primorosa belleza satánica.

En este film las ‘drogas’ aparecen como el elemento que sirve de excusa para avivar la llama del argumento y quemar al espectador, o su disco duro, en tiempos de brujas. Mientras la drogadicta y su toxicómano, pistola en mano, formalizan un ‘ToxiaTraco’ en una farmacia, el cantante de Heavy Metal es acusado de provocar suicidios con la letra de sus canciones satánicas y prepara una ceremonia para convocar al demonio. Claro, claro y oscuro, convoca a sus actrices para ofrecerlas a Belcebú en la debida ofrenda sin flores de sacrificio, pero con desfloración vaginal de las (+ o -) vírgenes inocentes (- o +).

Una Obra de toque perverso y sadomasoquista con sexo, drogas y demonios que el mismísimo Crowley firmaría para su libro sobre la Cocaína diciendo: ‘De todas las gracias alrededor del trono de Venus la más tímida y elusiva es la doncella llamada Felicidad’.



Mas sobre diablos y demonios digamos cuatro cosas interesantes: como que son espíritus del MAL, que pueden poseer a los seres humanos, y que en la Biblia se dice asumen diferentes nombres que corresponden a distintas manifestaciones de su maldad. ¿Has dicho cuatro? y de las tentaciones que conducen a los Hombres (alguna mujer ¿?) al pecado. Así que no todos son iguales, o significan lo mismo por defecto, también hay categorías, y por supuesto cada uno requiere invocaciones distintas.

Satanás, por ejemplo, representa como entidad en cantidad la encarnación suprema del Mal. Es el Príncipe del Bel Air (¿?) de los demonios, y sus dominios son el Reino de las Tinieblas, y es Enemigo Íntimo de Dios. La Iglesia Catódica Apostólica y Romana identifica a Satanás con el Ángel caído que se rebeló contra Dios, y en este sentido también se le reconoce como Lucifer, o Luzbel, que significa ‘el portador de la Luz’, recordando que en su día fue el ángel más hermoso de Todos. Cuando Luzbel se rebeló contra Dios se le llamó Lucifer despectivamente, y cuando se constituyó en su rebelión como temido adversario, se le llamó Satanás.

Respecto a Belcebú, también llamado Baal Zebud, recordemos que debe su origen a la deidad filistea de los ejércitos que se adoraba en Ecrón, y será por ello, o por ello sí será, que fue declarado enemigo del pueblo hebreo y se asimiló como deidad pervertida por la tradición cristiana.

Etimológicamente Belcebú significa ‘El Señor de las Moscas’, dado que los adoradores de Baal dejaban pudrir en sus templos las carnes en sacrificio, provocando de forma natural la infestación de moscas como manifestación consentida de su dios. Hecho , o deshechos, que relaciona este demonio con el obispo y mártir de Gerona, San Narciso, ‘El Santo de las Moscas’. Cuenta la leyenda como durante la invasión de las tropas francesas de la ciudad de Gerona (1286) ocuparon la colegiata de Sant Félix, donde se veneraba el cuerpo incorrupto del santo, y que de pronto de su cuerpo brotaron miles de moscas, que entraron por las fosas nasales y anales de los caballos y sus amos, provocando un intenso dolor hasta que muchos de ellos, caballeros y caballos, fallecieron en el Acto.

Lucifer, Satanás y Belcebú…. La Tríada Infernal que gobierna los Infiernos y asume la perversión original de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y que hoy en día en su traducción mezquina se diría: ‘Sexo, Drogas y Rock and Roll’.



Todo empieza entonces con ‘Satanás’, la película de 1934 en que Edgar G. Ulmer realizó una brillante adaptación del relato ‘El Gato Negro’ de Edgar Allan Poe. En ella se narra como una pareja de recién casados de viaje de novios se encuentran con el extraño Dr. Vitus y acaban en la mansión del misterioso arquitecto Poelzig, que rinde culto a Satán mientras aplica a su gusto de Zumo Sacerdote el cóctel de los Ritos de Lucifer.

Bela Lugosi y Boris Karloff representan a la perfección el duelo ancestral de Drácula contra Frankenstein, mientras entre sombras se hacen referencias a la Abadía de Thelema y a su Satánica Majestad Aleister Crowley . Argumento que refleja un aumento sutil de los actos perversos de magia negra y sacrificios en la Abadía, donde se consumían drogas y se celebraban orgías para trabajar con el orgasmo como catalizador de energías, justo hasta el juicio contra Crowley en que Betty May declaró como murió su marido Raoul Loveday por las infecciones debidas a su iniciación como novicio thelemita, en su penitencia de cortarse el brazo con una navaja cada vez que sin querer pronunciaba la palabra ‘YO’.

Ulmer, en su’ Satanás’, se inspiró muy mucho en las influencias esotéricas de Crowley para mostrar una de las mejores películas sin sexo de horror y satanismo, pero fue Kenneth Anger quien más y mejor mostró su pasión por Crowley en su ‘Lucifer ’.

‘Lucifer Rising’ aparece en 1981 después de 20 años de diabólica preparación y producción contra las fuerzas ciegas de la naturaleza: el viento y la marea. Mareados quedaron todos ante esta película del chico malo de ‘Hollywood Babilonia’, Kenneth Anger, y su perversa obsesión con nombre propio, el Mago Negro Aleister. Crowley aparece en el film como la Bestia 666 por su castillo, en uno de sus actos de Mágick que combina sexo y meditación en base a La Voluntad y la conocida ley de Thelema que dicta: ‘Haz lo que quieras es toda la Ley’ .

El estudio y experimentación con las drogas como el opio, la cocaína, el hachís y la heroína, hicieron de Crowley un pionero en el arte de la invocación satánica, al tiempo que sus escritos thelémicos constituyeron una influencia fundamental en la psicodelia de la contracultura y la cultura hippie, que con el LSD abrieron las puertas de la percepción con vistas al mar para preparar a la Humanidad para la Conciencia Cósmica.

La Película es una Obra de arte mágicka con el interés de transformar a la gente y producir cambios. Es un viaje psicotrópico con Donnal Cammell y Marianne Faithfull en el papel de Lilith, que se ‘full’ enfadó con Kenneth por obligarla a subir más de doscientos treintaitrés escalones de un templo neolítico con el sol sobre su cabeza, tras lo cual, y DADO que padecía el síndrome de abstinencia tras abandonar la heroína, se tambalea, se desmaya y acaba ingresada en un hospital por conmoción cerebral.

Uno de los elementos más inquietantes del film es la música terrorífica de Bobby Beausoleil, el supuesto amante de Anger. Beausoleil compuso una banda sonora de ‘rock sinfónico’ mezclando elementos orquestales de alto voltaje filosófico y de inspiración lisérgica, cercana a la mítica ‘Shine on You Crazy Diamond’ compuesta en 1974 como homenaje al traje de Sid Barred, fundador de Pink Floid, un buen ejemplo de uso y abuso del LSD – 25 en su metafísica y un verdadero dSartre existencial que lo llevó directaMENTE a la ruina.

Curiosamente, en aquellos momentos Beausoleil cumplía condena en San Quintín, por pertenecer al clan Manson, y sin ver nada de las imágenes de la película compuso una música mágicka y espectacular que se ajustó perfectamente a su cometido, enlazando de forma perversa sus acordes con las secuencias de Lucifer, demostrando una vez más que a veces los Malos pueden ser Buenos Soles.

Las tomas de las pirámides de Egipto, la Montaña de la Estrella, el cráter de un volcán a punto de entrar en erupción, y los platillos volantes invadiendo la intimidad de la Gran Esfinge de Gizeh, configuran un conglomerado de alucinaciones sobre ocultismo, simbología y delirios cercanos a la Estela de la Revelación, en este Arte de Acto Contracultural donde la conciencia se expande Más Allá de la vida menguante alienante.


Drogas, quién dijo drogas ?? Corten !! CortEN !!!! La Toma es BUeNA ¡!!!