domingo, 19 de febrero de 2012

El Hombre que Mira



Que estás mirando ¿???... exclama ella desde la puerta trasera mientras yo en el trastero me esmero con la última vista de Tinto Brass.



Director: Tinto Brass

Año: 1994

País: Italia


Guión: Tinto Brass basado en una novela de Alberto Moravia.



Reparto

Katarina Vasilissa ... Silvia

Francesco Casale ... Dodò

Cristina Garavaglia ... Fausta

Raffaella Offidani ... Pascasie

Antonio Salines ... Doctor

Franco Branciaroli ... Alberto



Comenta Varios

Después de ‘La llave Secreta’ (1983) con Stefania Sandrelli , ‘Miranda’ (1985) con Serena Grandi y ‘Paprika’ (1991) con Debora Caprioglio, Tinto suma y sigue con Katarina Vasilissa que se suma a su corte de musas con muslo como protagonista de ‘El hombre que mira’ (1994)

Tinto Brass con 60 años llega a su madurez espiritual de serena y grandi perversidad erótica con este ‘hombre que mira’. Precisamente ha de ser un hombre el que mira ¿?¿?, y le llamarán mirón, con retintín , o sea con ironía , que no quería decir Rintintín, perro pastor alemán que hablaba un inglés de perros en una serie americana de los años 60.

Además de la patente y evidente fijación y devoción por los traseros orondos de las protagonistas, Tinto marca perfectamente su estilo recortando la luz de la Luna entre lunas de la habitación con vistas y azules conciertos de gemidos que asisten al protagonista en su función.

Los toques de surrealismo que se respiran compactos entre actos llegan a la confusión en su pasión por el cuadro de Dalí de ‘mujer en la ventana’ que incluso Jess Franco utilizara en su profusa obra de condición aberrante mujer casada. Un todo en uno en la adaptación de la obra de Alberto Moravia.

El hombre que mira es Dodo, un joven profesor universitario. Está casado con Silvia, con la que mantiene una mórbida relación, dado que abandona a Dodo y éste se sirve de su retina memoria para complacer su ido perdido.

Mientras, el padre exhibe su poderoso miembro a los ojos del hijo con la enfermera que le atiende, Fausta, de infausta presencia mientras persigue al hijo, hijo que sigue a una de sus calientes alumnas para captar imágenes de lésbicos encuentros.

Silvia se confiesa al final en su engañosa perversidad explicando que se ha ido con otro hombre porque la atraía profundamente sexualmente, pero que no le ama, que ama a su cornudo marido. El caso es que ya no quiere seguir con el otro y quiere volver con Dodo, no sin antes en su despedida canina ofrecer al amante una felación sin condición. Bonito detalle que el Hombre que mira agradece a su esposa con salvaje energía al romper su celosía.

En todo ese lujo de detalles encontramos una variante voyerista de psicológicas respuestas que provocan hondas reflexiones en el fluido espectá-culo visual (nunca mejor dicho). La excitación de Dodo ante el peso de su cornamenta que se sublima en perderse con la vista en un más allá, es una imagen con arte que perturba la condición masculina dejando un priapismo latente de oscuras consecuencias.

Mirar con el hombre que mira es buscar con el alma el ‘origen del mundo’ y Courbrir con Gusto nuestros sueños de perversas sensaciones, obsesiones, transiciones.



Enlace FotoLink





FOTOS















.......



Continuará ?????